SEGUNDO DÍA
(sábado)
(sábado)
¡Ven, Padre de los pobres. Ven,
tesoros que sostienes. Ven, Luz de todo lo que vive! EL DON DEL TEMOR El don
del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos hace
que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva,
no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y
filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de sabiduría,
que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo separarnos de
Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se
humillan” (Ecl 2,17).
ORACIÓN: ¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
Padrenuestro y Avemaría, Gloria
una vez.
Oración por los 7 dones del Espíritu Santo:
(todos los días)
(todos los días)
Oh, Señor Jesucristo, que antes
de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar tu obra
en las almas de tus Apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo
Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma la obra de tu gracia y de tu
amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas
perecederas de este mundo y aspirar sólo a las cosas que son eternas, el
Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente con la luz de tu divina
verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino más
seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el Espíritu de Fortaleza para
que pueda llevar mi cruz contigo y sobrellevar con coraje todos los obstáculos
que se opongan a mi salvación, el Espíritu de Conocimiento para que pueda
conocer a Dios y conocerme a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia
de los santos, el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios
dulce y amable, y el Espíritu de Temor de Dios para que pueda ser lleno de
reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo disgustarlo.
Márcame, amado Señor, con la señal de tus verdaderos discípulos y anímame en
todas las cosas con tu Espíritu. Amén.

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