jueves, 4 de julio de 2013
¡Lánzate mar adentro!
Cuando una nuevo barco deja el astillero y lentamente desciende al mar y finalmente navega mar adentro, es motivo de fiesta para las autoridades, arquitectos, trabajadores y para todo el pueblo.
Intensa y más profunda, aunque menos vistosa, es la alegría que invade el corazón del joven, de los educadores y de las almas cuando –uno– toma el ancho mar de la vida bien preparado, bien fortalecido contra las tempestades: se hace el más alegre y seguro pronóstico.
Y cuando se camina sereno y fuerte en las aguas tranquilas, en las tempestades y entre los obstáculos: se alegra el Señor, admiran los hombres y se acerca seguro al puerto del cielo para recibir otro oficio grandioso y eterno.
¡Confianza y temor! “Por medio de las buenas obras aseguramos el éxito de nuestra vocación y elección” (2Pe, 1-10) (CISP 1094-95).
Beato Santiago Alberione, ssp
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