lunes, 23 de septiembre de 2013

El látigo de la indiferencia


Sigmund Freud consideraba que lo contrario del amor no era el odio sino la indiferencia. Si lo pensamos detenidamente, podríamos comprobar que el amor y el odio están tan íntimamente ligados, que efectivamente en ocasiones incluso se complementan.
Mientras la indiferencia se define como “aquello que no despierta ni interés ni afecto”, el odio según el diccionario, indica una “antipatía y aversión hacia alguna persona o cosa cuyo mal se desea”.

Pero, ¿por qué nos causa un dolor infinitamente mayor, que nos ignoren, o que no muestren interés hacia nosotros, antes que el dolor de soportar la ira o el castigo?

1 comentario:

  1. Siento que en la situación en la que se encuentra México, nos hemos convertido todos los mexicanos en personas indiferentes ante la desgracia de la gente que sufre, porque ha ganado el egoísmo y hemos perdido la unidad.

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