jueves, 21 de junio de 2012


San Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga fue el mayor de 8 hijos de un matrimonio formado por el príncipe imperial Ferrante Gonzaga, Marqués de Castiglione delle Stiviere (Italia), hermano del duque soberano de Mantua, y por su madre llamada Marta. Nació el 9 de marzo de 1568 y ya desde pequeño, tuvo sus inquietudes religiosas, aunque su padre se empeñó que tenía que ser caballero y seguir un camino de la "nobleza". Con esta idea, le enseño modales y todo lo relacionado con las armas, pero ... él no sabía que su hijo pasaba de "pijerías" y de niveles de "alto standing" y que el único ejército que quería servir era el de Cristo.
Sus primeros años. Luis viajó por diferentes países para educarse bajo los servicios de la nobleza a la cual pertenecía, pero en sus tiempos libres aprovechaba para rezar y conversar con Dios durante horas y horas. Con tan sólo 10 años y cuando era el paje del gran duque de Toscana, hizo el voto perpetuo de virginidad delante de una imagen de la Virgen en la ciudad de Florencia. Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: frecuente confesión y comunión, mucha devoción a la Madre de Dios y leer vidas de Santos.
La decisión de hacerse religioso en España. San Luis estuvo también en España como paje de honor del príncipe Diego, hijo del rey Felipe II. Allí aprovechó para licenciarse en filosofía, concretamente en la Universidad de Alcalá de Henares y también para conocer la espiritualidad de Fray Luis de Granada. Durante el tiempo que estuvo en España dedicó muchísimas horas a la contemplación y a la oración. 
Fue también en España, concretamente en Madrid, cuando Luis decidió hacerse jesuita e ingresar en la Orden de la Compañía de Jesús. Cuenta la tradición, que su vocación a entrar en dicha orden religiosa le vino después de visitar una imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo venerada hoy en el Colegio Imperial de los Jesuitas.
La humildad de Luis como jinete. Hay una historia que cuenta que su padre, el Marqués de Castiglione delle Stiviere, organizó un gran almuerzo en los jardines de su propia residencia invitando a las chicas más guapas de la comarca con la intención que su hijo se enamorara y dejara atrás la decisión de hacerse religioso. Al final de la comida, todos los hombres invitados desfilaron montados a caballo haciendo exhibiciones, como si aquello fuera un concurso de jinetes. Nuestro amigo Luis, también desfiló, pero montado encima de un burro y mirando hacia atrás. ¡Ya te puedes imaginar como se quedó su padre!, ¡Si le hubieran pinchado no le hubiera salido sangre!.
Luis se hace jesuita. Aquella actitud fue suficiente para que el Marqués no perdiera más tiempo con sus intenciones y dejara a Luis con su verdadera devoción. Cuando entró en el noviciado de los jesuitas en Roma, su padre escribió al general de la orden lo siguiente: "Hago saber a vuestra señoría reverendísima que le entrego lo que más quiero en este mundo y la mayor esperanza que tenía para la conservación de esta mi casa ...". Cabe decir, que al cabo de unos años, su padre se arrepintió de aquellas actitudes beligerantes contra su hijo y que descubrió el mensaje de Jesús gracias a las visitas que ambos tenían.
Su carisma. Luis se caracterizó por su obediencia incondicional, por su pureza de corazón, su amor a los pobres y enfermos y por una gran devoción a la eucaristía, a la vida de santos y a la Virgen. Probablemente, al leer tantas vidas de santos, nació también en su corazón la necesidad de mortificarse, realizando estrictos ayunos y a vivir pobre entre los pobres. Un ejemplo lo tenemos a finales del siglo XVI cuando estalló en Italia la epidemia de la peste. La Compañía de Jesús prestó sus asistencia en los hospitales de Roma y Luis Gonzaga se distinguió en su asistencia a los enfermos: les curaba las llagas, les hablaba tiernamente y con humildad, los endulzaba con relatos evangélicos... Como te puedes imaginar, él también quedó infectado y moriría muy joven a la edad de 23 años. Era el 21 de junio de 1591, el viernes siguiente a la festividad del Corpus Christi, día dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Se dice que cuando falleció miró fijamente un crucifijo y recitó una frase de uno de uno de los salmos de la Biblia, muy acorde para aquel momento: "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
Si te fijas en la estampa, vemos a un crucifijo en las manos de Luis, y también a una calavera que significa que en esta vida solamente estamos de paso. Hay también unos lirios que simbolizan la gran pureza de esta santo.
Un hombre que llevaba la paz. Una de las ocupaciones que tuvo Luis fue la de ir de ciudad en ciudad para poner paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner tranquilidad entre las parejas enemistadas, éstas ante sus palabras de esperanza y de humildad, aceptaban hacer las paces y a no volverse a tirar "los platos por la cabeza". Buen ejemplo, querido cibernauta. Si te peleas con tu mujer porque no te deja ver el fútbol por la tele, ya sabes, ¡invoca a San Luis!.
Patronazgo e invocaciones: al morir tan joven San Luis Gonzaga es el patrono oficial de la Juventud. También se dice que a lo largo de su corta vida padeció dolores de estómago, por lo que es uno de los santos preferidos para invocar si tienes estas dolencias, eso sí, después de haber tomado una buena "Sal de Frutas".
Se le tiene mucha devoción en la población de Castiglione delle Stiviere y también protege a aquellos laicos que ayudan en las labores de su parroquia. También le puedes invocar en el momento que tengas que tomar grandes decisiones y para la estabilidad matrimonial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario