Aquella mañana habían acudido todos juntos a la Misa; ya en casa, comentaron como solían hacerlo siempre, el evangelio de la celebración.
Uno de los hijos, decía no entender, por qué Jesús había dicho que sus seguidores debían ser como "la sal". Entendían lo de la luz, pero ¿"la sal"?. Y agregó: Es claro que la parábola tenía sentido en la época en la que el Señor lo dijo, ¿pero ahora?, ya casi nadie la usa, en el mundo antiguo se usaba para conservar los alimentos, hoy muy poco; así, pues era un punto del Evangelio, que no era actual.
El padre, corrigió a su hijo, diciéndole que la Palabra de Dios, siempre es vigente, en cualquier época de la historia, porque es La Palabra de Dios.
Llegó la hora del almuerzo y la madre sirvió el primer plato, a todos les encantó, y la felicitaron, así mismo alabaron el plato que era una riquísima sopa de verduras y pescado, nadie nombró la sal. Llegó el segundo plato, un delicioso pescado al horno, pero al probarlo, todos dijeron, que por favor se les trajera otra cosa, "aquello, no se podía comer todo era sal". Vino después el tercer plato, una deliciosa carne asada; y tampoco la pudieron comer, porque le faltaba sal.
Luego de esto dijo la madre: Ves hijo, el primer plato, como tenía la sal justa, les agradó a todos, y no se acordaron de la sal, que era la que le daba el sabor. De los otros dos platos se acordaron o porque faltaba, o porque sobraba ésta.
Pues así hemos de ser los cristianos. Dispuestos a "salar", ayudar a los demás, sin esperar que nos lo agradezcan, que nos achaquen todo lo que quieran; pero sabiendo que como la sal, si no estamos donde se nos necesita se nos echará en falta, y se dirá que somos anti-testimonio, que el cristianismo ya no vale para nada; que por qué no ayudamos en esto o en aquello. Por lo que debemos responder que sí queremos dar nuestra ayuda, llevando por delante palmatorias y campanillas. Se dirá que huele a incienso, que sobramos. Por todo esto debemos ser discretos".
Entonces, dijo el hijo mediano, ¿cómo daremos con nuestras obras testimonio de Dios?
La madre le respondió: Haciéndolas hijo, el que recibe el favor, no te lo agradecerá a ti, y hará muy bien, pues sólo fuiste un instrumento, pero sí le dará Gracias al Señor, porque, te puso en su camino, porque tú aunque fuera por "interés” le serviste.
¿Y si no cree, en Dios; como le dará Gracias?
OH entonces, dijo la madre, Jesús se las dará por Él, lo hace por todos, los que nos olvidamos de agradecer los favores que Dios y los otros seres humanos nos hacen.
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