El P. Alberione hace suya esta expresión de Dubois. Mente, voluntad y corazón, las tres ‘dimensiones’ de nuestro ser, que antes del pecado eran felizmente reconducidas a la unidad de la persona, están con frecuencia en contraste dentro del hombre. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago ¿Quién me librará de éste ser mío presa de la muerte? (Rom. 7,19 –24).
La redención es el trabajo de reconstrucción que Dios lleva a cabo a través de Cristo, en esta imagen interior suya que es el hombre. Pero es un trabajo de reconstrucción que parte de lo profundo: Cristo, por medio de su Espíritu, se convierte en el principio unificador de nuestras "dimensiones:
a) Como
Verdad, ilumina nuestra mente para que se uniforme con el Padre y viva su fidelidad;
b) en cuanto
Camino, guía nuestra voluntad a fin de que sea conforme al Hijo, cuyo único deseo era cumplir la voluntad del Padre, para que, como él, también nosotros lleguemos a ser ‘palabra del Padre’;
c) como
Vida, calienta e inflama nuestro corazón, para que seamos un ‘ágape’ con los hermanos y una armonía con nosotros mismos.
Invocaciones a Jesús Maestro
Jesús, Maestro, santifica mi mente y aumenta mi fe.
Jesús, Maestro de la Iglesia, Atrae a todos a tu escuela.
Jesús Maestro, líbrame del error, de los pensamientos vanos y de las tinieblas eternas.
Jesús, camino entre el Padre y nosotros, te lo ofrezco todo y todo lo espero de ti.
Jesús, camino de santidad, hazme fiel discípulo tuyo.
Jesús camino, hazme perfecto como el Padre que está en los cielos.
Jesús vida, vive en mí para que yo viva en ti.
Jesús vida, no permitas que me separe de ti.
Jesús verdad, que yo sea luz del mundo.
Jesús camino, que yo sea ejemplo y modelo para los hombres.
Por: www.pddm.org.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario