Día Tercero
Oramos
con la Biblia “...Ordena
en nombre de Dios, que nadie se enrede en vanas discusiones que no sirven para
nada, si no es para ruina de los que escuchan. Esmérate por presentarte ante
Dios, como un hombre de probada virtud, como un obrero que no tiene de que
avergonzarse, como fiel intérprete de la verdad. Evita las discusiones inútiles
que llevan a una impiedad cada vez mayor...” (2 Timoteo 2,14-16)
Reflexionamos: (Evitar el enredo en discusiones
vanas) Cuantas veces nos vemos envueltos en discusiones vanas. Hay que
evitarlas o cortarlas. Cuando nos ofendan, nos calumnien, nos traten mal física
o psicológicamente lo mejor que hay que hacer es callar, no prestarse a seguir
en ese trance. Recordemos lo que dijo un gran santo “...con una gota de miel,
se cazan mas moscas que con un barril de vinagre...” Nos preguntamos: ¿somos
amigos de las discusiones?, ¿cómo actuamos frente a ellas?, ¿nos irritamos, o guardamos
discreción y silencio? Debemos proponernos: saber callar, contestar con un buen
gesto, que puede ser una sonrisa. Decir siempre la verdad y evitar las
discusiones violentas que llevan cada vez más a un alejamiento mayor.
Oración final:
De San Pablo a los Romanos (7, 21-25)
¡Señor, descubro en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien
se me pone delante el mal que está en mí. Cuando me fijo en la Ley de Dios se alegra lo íntimo de mi ser...!
¡Señor, descubro en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien
se me pone delante el mal que está en mí. Cuando me fijo en la Ley de Dios se alegra lo íntimo de mi ser...!
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.
San
Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...
Ruega por nosotros.
Ruega por nosotros.
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